El alma no nace, no envejece, no muere; es eterna y espiritual. El cuerpo es el templo del alma, y debido a su naturaleza material, está sujeto a los cambios determinados por el tiempo.
El estar identificados con el cuerpo físico nos hace pensar que somos el cuerpo; olvidando al alma. Esta visión nos impide valorar a los adultos mayores con su gran tesoro de sabiduría y experiencia.
Casa de la Sabiduría otorga espacios donde cada miembro, de la así llamada “Tercera Edad”, puede desenvolverse constituyéndose en una fuente de sabiduría y conocimiento para toda la sociedad.
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¡Necesitamos de su participación y de la invaluable experiencia de sus “Años Dorados”!
¡Bienaventurados quienes valoran
la sabiduría de mis años y
comparten mi experiencia,
comprendiendo que puedo ser
un instrumentopara prestar servicio
con dignidad y amor!
